CRISTIANOS EN EL BARRIO DE LA TRINIDAD

Cruz trinitaria
     Este es el barrio en el que yo vivo, pongo una breve historia del mismo.
 
Los trinitarios llevaban en la provincia mucho tiempo antes de la conquista de la Malaca musulmana, puesto que su misión era la de redimir cautivos y fundar iglesias y conventos cristianos a medida que los ejércitos reales avanzaban sobre campos, tierras, pueblos y ciudades en manos de los moros. Todavía estaba lejana la conquista de Málaga por los RR. CC., cuando la presencia trinitaria ya era un hecho en la Antequera de 1454.
El barrio de la Trinidad nació, por otra parte, en el mismo lugar donde estuvo instalado el campamento real de doña Isabel durante el asedio a Málaga. Allí, una vez finalizada la contienda, se levantó una pequeña ermita en honor de San Onofre, cimientos del futuro gran convento erigido posteriormente por los trinitarios.
La memoria de Málaga se pierde en cuanto a la morfología primitiva del barrio de la Trinidad. Las referencias más cercanas se contienen en las narraciones del padre Roa, que infieren acerca del lugar que en las colinas de los Ángeles y Monte Coronado existieron numerosas cuevas en las que moraban no pocos ermitaños de independiente vida ascética, es decir, gentes que voluntariamente, sin obediencia a orden o congregación religiosa alguna ni arraigo a ninguna de ellas, practicaban la vida de soledad y recogimiento por simple y llana vocación.
Este terreno que se extendía entre la cima de los Ángeles y el Monte Coronado, al parecer con docenas de cuevas muchas veces labradas por los propios eremitas con el consiguiente y preceptivo permiso de los obispos, fue llamado «el desierto», pues desierto era la denominación que los primitivos ermitaños y cenobitas españoles dieron a los lugares por ellos elegidos para la práctica de su vida en soledad y meditación, según inspiró a los europeos San Benito, tenido como el ermitaño que más directamente influyó en lo que se refiere a la práctica de la vida contemplativa y de oración.



Barrio que al cruzar el río desde la Cruz del Molinillo mostraba al viandante la ermita dedicada a la memoria de los niños Ciriaco y Paula, muertos con fama de mártires al ser flechados y lapidados, el pueblo bautizó el lugar como Martinicos, singularizando con tal diminutivo la juventud de los muchachos cuando sufrieron tan brutal castigo por sus creencias. Y esta fama inmemorial pasada de generación a generación obró en los Reyes Católicos el deseo de que tal recuerdo pasara a la heráldica malagueña, de manera que cuando concedieron a la ciudad su escudo de armas mandaron reproducir en sedas y tafetanes, una a cada lado de las torres de Gibralfaro, las correspondientes efigies en tránsito de tormento.
el templo se proyectó previendo una gran capacidad de fieles, los arcos interiores se abrían a sus lados para dar paso a las capillas laterales y el gran coro disponía, además de gran órgano tubular, de libros cantorales de gran tamaño en pergamino, un artístico facistol y numerosos sitiales para los frailes. El retablo mayor, de exquisito diseño y gran vistosidad, lucía tallas de San Juan de Mata y San Félix de Valois, fundadores de la orden, y de San Onofre.
En otros lugares del templo se veneraban las imágenes de Nuestra Señora de la Antigua y de un Cristo atado a una columna, regalos que en su momento hicieron a los monjes trinitarios los Reyes Católicos. También se veneraban imágenes de los santos Cosme y Damián, cuya memoria de grandes médicos las gentes de Málaga respetaban, tanto más cuando que parte de sus reliquias se encontraban en el mismo templo.

El barrio de la Trinidad comenzó a desarrollarse como tal a partir de 1494, fecha en que se traslada desde la Puerta del Mar a las lomas del todavía innominado barrio extramuros de la ciudad la primitiva congregación de dicha orden. Ya, desde el comienzo de las obras del convento e iglesia, los malagueños denominaron con dicho nombre la que, hasta entonces, era una zona abierta de campos, huertas, fincas de labor y lagunas arcillosas que se extendía a partir de la ribera occidental del río Guadalmedina hacia el promontorio de los Ángeles.


SAN CIRIACO Y SANTA PAULA. La histórica y sostenida polémica que desde hace siglos mantuvieron estudiosos, escritores y documentalistas malagueños a propósito del lugar donde se encontraban los restos de los santos patronos de Málaga encuentra en el barrio de la Trinidad su máximo foco de atención. En efecto, dado que en el barrio existió inmemorialmente un lugar llamado Martiricos —que se extendía desde la ribera occidental del Guadalmedina hacia el nacimiento del arroyo de los Ángeles—, la tradición oral y aun escrita viene asegurando, con Morejón y Roa al frente, que los restos mortales de ambos jóvenes mártires de la causa cristiana se encontraban en cualquier lugar bien oculto de la zona.
El hecho mismo de que la popular ermita erigida en memoria de «los martiricos» no hubiera sido localizada abonó la creencia de que su localización posible correspondía al lugar donde se levantó el convento de Nuestra Señora de los Ángeles. Según la citada tradición, la cimentación primitiva del cenobio se hizo involuntariamente sobre las tumbas de nuestros patronos.
No carece de fundamento tal creencia, pues al iniciarse la total urbanización de la Huerta de Godino en los años 70 del presente siglo, en el lugar donde se levantó el más alto de los edificios, aparecieron restos que los arqueólogos de entonces aseguraron se trataba de un antiquísimo cementerio romano, lo que prueba que el actual Martiricos o el territorio que hace siglos lo abarcaba fue, en efecto, enterramiento romano. Cabe pensar que los niños patronos de Málaga tuvieron alguna relación con él.
Es el mismo Medina Conde quien lo dejó escrito: «Tienen estos Religiosos una tradición, que se halla entre varias noticias, que les dejó su fundador D. Diego de Torres, de que en su recinto están sepultados los sagrados cuerpos de nuestros Santos Patronos, a cuyo asunto hay compuestas varias poesías, y epigramas Latinos, que se guardan en su archivo, y he leído, de las que trasladó algunas el P. Morejón».


Parroquia de San Pablo
SAN PABLO. La iglesia de San Pablo que hoy conocemos en el mismo corazón del barrio no nació como parroquia, sino como ayuda de la de los Santos Mártires, de la que durante muchos siglos dependió la feligresía trinitaria.
Según la crónica de Medina Conde, la autoridad eclesiástica quiso que los vecinos trinitarios pudieran contar con unos servicios religiosos ágiles y cercanos para la administración del fundamental sacramento de la extremaunción a los enfermos y moribundos; asimismo, y para evitarles sus costosos desplazamientos al centro urbano donde se hallaba enclavada la parroquia que les correspondía, determinó la construcción de una simple capilla donde fuera expuesto, venerado y reservado el Santísimo Sacramento.
La intención no fue, pues, procurar a los vecinos parroquia propia, sino de acercar a ellos la administración de los sacramentos.
Esta primitiva capilla se levantó en el ya entonces conocido Corral de la Palma, terreno próximo al lugar donde hoy se encuentra el templo parroquial donde se veneran las imágenes de Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad, en el corazón mismo del barrio. Era simplemente una capillita sin grandes pretensiones que ya estaba levantada en 1649, un año después de ocupar la sede malacitana el obispo Alonso de la Cueva y Carrillo, marqués de Bedmar, antiguo embajador en Venecia de Felipe III y cardenal de la Iglesia desde 1622.



En este Barrio se encuentra la Iglesia de San Pablo, en ella se encuentran tres cofradias, dos de ellas nacidas en el mismo barrio, Soledad de San Pablo ó Santo Traslado, Cautivo (la mas conocida como El Señor de Malaga) y La de la Salud.
Santo Traslado y Soledad
Cofradia de la Salud


 
Cautivo y Trinidad




















Pero quien tiene la capilla siempre llena de fieles es Nuestro Padre Jesus Cautivo, cuya salida procesional es de las mas especiales de nuestra semana santa, sale el Lunes Santo y tras de el van mas de 25.000 personas.

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